MUNDOS REFLEXIONADOS  

CREATIVIDAD  

¿PARA CUÁNDO LA CREÁTICA?

Juan Rodrigo
Director de Ático Consultores de Creatividad
San Sebastián, Euskadi (España)
atico@sarenet.es


Este escrito quiere tener un carácter eminentemente reivindicativo.
Su propósito es reivindicar la claridad conceptual, terminológica, y de pensamiento, en el área de la creatividad.
Y lo hace proponiendo el rescate, de algún baúl olvidado, de un término que para quienes nos dedicamos a "esta cosa de la creatividad" puede tener una gran utilidad. Todos hemos comentado alguna vez la enorme polisemia del término creatividad. Y creo que todos podemos admitir que el término se utiliza para definir y referir demasiados contenidos.
Creatividad es la palabra que utilizamos para referirnos a actitudes, habilidades, capacidades, formas de pensar, procesos, resultados de ese proceso, características de personalidad...
Demasiados significados para un único termino, que lo llenan de confusión y de imprecisión. Demasiado ruido.

Parto de la base de que es imposible que de la noche a la mañana pongamos de acuerdo las distintas formas de pensar y de conceptualizar la creatividad -que sin duda aportan riqueza- y de que seamos capaces de alcanzar, en breve, una definición aceptada, consensuada y operativa.

Parto de la base, también, de que esa claridad que necesitamos se verá limitada por algunos de los que escriben o hablan de la creatividad con la decisión -muchas veces explícita- de no definirla, o de los que dicen que da lo mismo definir o no definir la creatividad. Aunque a continuación, claro, tengan que identificarla -de dar identidad- con uno o varios de sus significados.

Sin duda esa indefinición puede confundir el todo con las partes y hacer que cualquier aspecto parcial y limitado de la creatividad puede ser admitido e identificado como su totalidad. Y así también puede suceder, por ejemplo, que se llame creatividad a un proceso de interacción grupal sin mas contenido creativo que el de la dinámica del grupo.

Tenemos sin duda una palabra papilla que fomenta el pensamiento papilla, impreciso, y macedónico (de macedonia).

Y parto de la base, por supuesto, de que algunos queremos apelar a idénticos significados con idénticos términos, para poder avanzar sin tener que estar replanteando continuamente cuestiones fundamentales y básicas. Por eso propongo que los que estemos de acuerdo con esta visión del problema, nos comprometamos con nosotros mismos a introducir un poco de precisión en el lenguaje.

Y que no digamos "condiciones para la creatividad" cuando queramos referirnos a las condiciones para la creación o a las condiciones del ambiente creativo. Salvo que identifiquemos la creatividad con el producto del proceso de creación.

Que no digamos "creatividad" cuando queramos referirnos al pensamiento creativo, salvo que para nosotros creatividad y pensamiento creativo sean la misma cosa.

Que no digamos "tiene mucha creatividad" cuando queremos decir que alguien tiene actitudes creativas o que reúne algunas de las características de una personalidad creadora, salvo que queramos decir precisamente eso, que la creatividad y las actitudes creadoras o la personalidad creativa son la misma cosa.

Que no digamos que la creatividad es un proceso cuando queremos decir que la creación implica un proceso o que el acto creativo exige el recorrido de un proceso, salvo que queramos decir que, efectivamente, la creatividad es un proceso.

Que no digamos "ya he acabado la creatividad" cuando lo que queremos decir es que ya tenemos el resultado creativo que estábamos fabricando.

O que no digamos que la creatividad se enseña y se puede aprender, cuando lo que queremos decir es que el proceso de creación se puede aprender y perfeccionar, o que el pensamiento creativo es algo que se puede mejorar. Salvo que...

En algunas áreas no será difícil. Aunque necesitaremos un pequeño esfuerzo inicial. En otras, dada la diversidad conceptual, será sin duda mucho más difícil.

Pero tenemos ayuda.
Porque podemos recurrir a un termino que nació, sin duda, para clarificar el magma conceptual de la creatividad: la Creática.
Un concepto que Saturnino de la Torre califica de panorámico e integrador, y que engloba un "conjunto de saberes y aplicaciones".
En palabras del propio De la Torre, la Creática sería "Un modelo general sistematizador de los medios y recursos creativos, desde los sistemas y los programas a las técnicas y actividades pasando por la metodología del proceso creativo" (Manual de la Creatividad. 1991. Pag. 16) y que "responde a la preocupación por sistematizar las acciones encaminadas a la estimulación creativa".

Un término que es, puede ser, perfecto para la disciplina encargada de investigar, estudiar, entrenar, desarrollar y aplicar, los métodos, técnicas, modelos, programas y actividades para el desarrollo de la creatividad.

Y esto es más sencillo. Si le quitamos a la "Creatividad" el conjunto de significados que puede asumir la Creática, seguro que despejaremos mucho el campo y lo dejaremos un poco más limpio de la maraña de confusión que se le ha ido acumulando encima.

Cada uno, evidentemente, podrá seguir definiendo la Creatividad como quiera, y conceptualizarla como prefiera, pero si nos ponemos de acuerdo para no llamar Creatividad a un método, a una técnica, a un proceso, o a una actividad de desarrollo... si dejamos a la palabra Creatividad hueca de todo lo que tenga que ver con el campo que haya ocupado la Creática, habremos avanzado mucho y en muy poco tiempo.

Si hacemos esto, si empezamos por ahí, tal vez podamos llegar algún día a tener una definición unificada de lo que es la creatividad. Aunque sólo sea para poder cambiarla. Y para poder entendernos, y saber que cuando decimos las mismas palabras estamos hablando de lo mismo.

La reciente constitución en España de la Asociación para la Creatividad, y la presidencia del Dr. De la Torre, es, sin duda, además de una oportunidad una ventaja para este intento. Aunque siempre dependerá de cada uno de nosotros, de cada persona interesada en el fenómeno creativo, que podamos avanzar en nuestra mutua comprensión.


Marzo de 2002