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PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL TALLER DE CREATIVIDAD
EXPRESIVA CORPORAL: LA DANZA EN PAREJA

Tomás Motos, Universidad de Valencia
Antoni Navarro, CEFIRE de Sagunt
tmotos@ono.com

La llamada tercera generación de la creatividad pone el énfasis en el vivir creativo, en la autorrealización. Pretende desarrollar la actitud creativa, cuyos componentes se concretan en la capacidad de goce, en el disfrute de los procesos, en la búsqueda de la armonía entre las diferentes facetas de nuestras vidas. Desde esta perspectiva la principal obra creativa de cada uno es nuestra propia vida. Este es el mismo sentido que Czikszenmihalyi (1998) da a la creatividad al entenderla como camino que nos conduce a la mejora de nuestras vidas cotidianas y a desarrollar una personalidad satisfactoria que permita una mayor realización laboral y social.

La creatividad aplicada abarca fundamentalmente las áreas de la educación, las organizaciones, el arte, la comunicación, la ciencia y la tecnología y la vida cotidiana. En este contexto se enmarca el trabajo que estamos realizando tanto en la formación del profesorado (ámbito educativo) y en los talleres de ocio y tiempo libre (ámbito de la vida cotidiana), en los que utilizamos la danza y la expresión corporal como medio para desarrollar la creatividad expresiva.

Con este texto pretendemos presentar un modelo de taller de creación expresivo corporal que desde hace unos años estamos intentando desarrollar (Motos 1996, 2000). En principio, estaba destinado a la didáctica de la educación artística, pero hemos ido comprobando con el transcurso de la práctica que este modelo es aplicable a cualquier contenido siempre que se trabaje a partir de objetivos expresivos. Para tratar sobre metodología es necesario aclarar previamente las siguientes cuestiones: ¿Qué es un taller en el ámbito de la educación artística? ¿Cuáles son los objetivos del taller de expresión corporal? ¿Cómo se desarrolla el taller y cuáles son sus contenidos propios? ¿Quién es el destinatario de esta propuesta metodológica? ¿Por qué hemos elegido la ejemplificación de la danza en pareja?

Nuestro modelo se basa en cuatro dimensiones: las fases del proceso creativo, el proceso de representación artística, los momentos del taller y el tipo de actividades realizadas. La primera parte de esta exposición se dedica a la conceptualización del modelo y en la segunda ofrecemos un ejemplo: la danza en pareja.

1. ¿Qué es un taller?
Taller es un término en el que encontramos varias acepciones. Como lugar de producción es el sitio donde se trabaja en una actividad manual, “taller de escultura, taller de pintura”. También significa escuela o seminario de ciencias o de artes, lugar de reunión y de encuentro de teorías y prácticas, donde se favorece la libre discusión, la aportación de ideas, la demostración de métodos y la aplicación práctica de habilidades y principios. Por otra parte, se entiende por taller el conjunto de colaboradores de un maestro, por ejemplo: “el taller de Miguel Ángel”, significando lugar de producción y formación. Con este sentido están proliferando actualmente los talleres de escritura.
En el ámbito de las Ciencias de la Educación y desde la Didáctica, el taller está formado por un grupo pequeño de personas reunidas con vistas a realizar un objetivo bien delimitado y aceptado por cada uno de los participantes. Desde la investigación, taller es la reunión de científicos e investigadores donde se plantean de manera práctica ciertos problemas y sus posibles soluciones.
Los rasgos del taller los podemos concretar siguiendo a Legendre (1993) en:
- La interacción entre los miembros es muy elevada, debido a la frecuencia y naturaleza de los intercambios En el taller la participación y colaboración entre los miembros del grupo juega un papel primordial. Se favorece la autonomía y la iniciativa. Gran parte de ésta se reserva a los participantes, sobre todo en la ejecución de las tareas a cumplir.
- La iniciativa del profesor se sitúa esencialmente en el nivel de la planificación y de la organización del trabajo, pues supervisa la marcha y juega el papel de persona recurso.
- El trabajo en taller favorece el desarrollo de relaciones interpersonales estudiante-estudiante y profesor-estudiante.
- El taller permite enfocar una gama amplia de objetivos cognitivos, afectivos, psicomotores, etc.
Se habla de taller cooperativo (lugar organizado o grupo de sujetos, que trabajando en cooperación, realizan un proyecto común); de taller práctico o de aplicación, en el que, tras la exposición del profesor, se sigue la aplicación inmediata de los conocimientos adquiridos sobre un tema bien preciso; de taller de exploración de objetos usuales (tostador de pan, microondas, aparato de radio), que se ponen a disposición de los sujetos para ser desmontados, manipulados, etc.
Para concluir, conviene aclarar que cuando nosotros utilizamos "taller" lo hacemos con el significado de lugar de formación y creación, de encuentro de teoría y práctica.

2. Los objetivos de un taller de expresión corporal
Dejando a parte los grandes fines de la expresión corporal desde el punto de vista educativo: favorecer el desarrollo global de la persona y los más propios tales como liberación de energías, expansión, desbloqueo de tensiones, bienestar, equilibrio cuerpo-mente, etc. encontramos otros más concretos en los ámbitos cultural, social, expresivo, afectivo y terapéutico.

Desde el punto de vista cultural, nos interesa destacar la importancia de la toma de conciencia de los estereotipos actuales sobre el cuerpo, para liberarnos de la preocupación enfermiza por la imagen que los medios de comunicación transmiten: cuerpo sano, delgado, energizado, tostado-vacacional, etc. Para adoptar una postura crítica frente a la sumisión a los cánones estéticos mediáticos que nos impulsan a tener un cuerpo para mostrar modelado por la cirugía estética. Así nos encontramos con el cuerpo objeto, torturado por ansiedad de responder a cánones de la cultura publicitaria. Nos queremos en los espejos y en las vitrinas sociales, sometidos siempre a la imagen modelo que viene condicionada por los otros.

Esta toma de conciencia nos ayudará a defender la espontaneidad de nuestros comportamientos corporales para sentirnos a gusto en nuestra propia corporeidad y querer expresar con ella sentimientos, emociones y pensamientos. En última instancia, lo que pretendemos es convertir nuestro cuerpo en un instrumento de expresión y comunicación. Por otra parte, se trata de conocer los elementos de la danza, reconocer los tipos y estilos de movimiento y entender su modo de funcionamiento.

Desde el punto de vista social, pretendemos la adquisición de habilidades sociales, la interrelación, el encuentro con el otro y el deseo del otro. Dicho con otras palabras: mantenerse en forma, relajarse y hacer amigos: compartir nuestras ideas con los otros y enriquecernos haciendo uso de las ideas de los demás.
Desde el punto de vista expresivo, se trata de ofrecer la posibilidad a los participantes de experimentar emociones estéticas y desarrollar el placer de crear y comunicarse corporalmente y también saber identificar y valorar los elementos del lenguaje corporal en cualquier producto artístico en el que intervenga la danza o la expresión corporal, es decir, la muscularización del pensamiento abstracto, según palabras de Root-Bernstein (2002).

Desde una óptica terapéutica el objetivo sería tratar de aliviar o solucionar problemas psíquicos, mentales y socio-afectivos con el objetivo de que el paciente-sujeto se sienta bien dentro de su propia piel.

3. Desarrollo del taller. Proceso de representación expresiva: impresión, expresión, comunicación, reflexión.
Todo acto expresivo se basa en un movimiento de doble dirección: del mundo exterior hacia la persona (impresión) y de la persona hacia el mundo exterior (expresión). Sólo podemos expresarnos si nos dejamos impresionar - voluntariamente o no- por lo que nos rodea o interpela. Si no somos como sensibles placas receptoras que registramos mediante los sentidos y almacenamos las diversas sensaciones muy poco podremos después expresar.

El modelo de taller que proponemos se asienta sobre cuatro variables: las fases del proceso creativo, el proceso de representación artística, los momentos de la clase o taller didáctico y el tipo de actividades realizadas (cuadro 1). Para una mayor información sobre este modelo el lector puede consultar la publicación "Bases para el taller creativo-expresivo" (Motos, 2003).

4. Los contenidos de un taller expresivo corporal
Considerando las premisas de las que todo diseño curricular ha de partir a la hora de la selección de contenidos - los conocimientos y las propuestas han de ser una selección válida, importante y representativa de la cultura; y, el conocimiento debe seleccionarse teniendo en cuenta no sólo criterios epistemológicos sino también éticos- para el taller expresivo corporal agrupamos los contenidos en los siguientes bloques:

a) específicos de la materia (el saber): informaciones y técnicas.
b) relacionados con los participantes, el tiempo y el espacio (el saber ser): conocimiento de sí mismo (inteligencia intrapersonal), conocimiento del comportamiento en grupo (saber hacer social).
c) propios de la metodología de taller o contenidos procedimentales (el saber hacer): estrategias didácticas de aula.

Los contenidos específicos de EC, y por extensión del taller expresivo corporal, están relacionados con el conocimiento del propio cuerpo en movimiento; con la sensopercepción como aprehensión sensible de sí mismo y del mundo externo; con la experimentación y exploración del movimiento corporal en el tiempo, en el espacio, con la energía y la tonicidad como elementos estructurantes del esquema corporal y facilitadores en la construcción de la imagen corporal. Pero esta imagen se concibe en relación social, por lo tanto la atención se centra en el movimiento expresivo y sus consecuencias comunicacionales permitiendo el libre juego de la imaginación en las experiencias.

En este sentido, los propios de la disciplina de Expresión corporal los podríamos agrupar en:

• La toma de conciencia y sensibilización del propio cuerpo.
• Los elementos del movimiento expresivo: cuerpo, espacio, tiempo, energía, interrelación.
• Las relaciones con el medio circundante: objetos.
• Las relaciones con los otros.
• Las diferentes disciplinas de la EC: danza, mimo, teatro gestual, acrobacias, danzas colectivas, técnicas de circo, etc. Y todo tipo de códigos corporales.

En segundo lugar, el saber ser social supondría el conocimiento, adquisición y desarrollo de destrezas y habilidades interpersonales. El profesorado de un taller de expresión corporal tiene que asumir el liderazgo formal del taller y ser básicamente un dinamizador poniendo en práctica habilidades sociales.
Y en tercer lugar, los contenidos propios del saber hacer: ¿cómo enseñar a enseñar la expresión corporal, la danza o cualquier otra disciplina corporal? ¿Cuáles son las condiciones para que el deseo de aprender en el taller se haga realidad? Estas condiciones han de estar referidas al proceso, es decir, es necesario aclarar las condiciones contextuales y funcionales en que éste ha de desarrollarse. Así, si queremos enseñar a vivir en democracia tendremos que establecer las condiciones y las formas de vivir en democracia en la propia aula. Y esta misma perspectiva deberemos aplicar en un taller sobre creatividad.

Con todo, existen unos principios de procedimientos generales que todo profesor deberá tener en cuenta a la hora de desarrollar un taller de expresión corporal:

a) Implicarse lúcida y lúdicamente en la activad.
b) Tratar de alcanzar una manera de actuar cada vez más autónoma a base de poner en práctica los procesos de exploración, experimentación y fijación.
c) Desarrollar el espíritu crítico y por tanto la disponibilidad corporal para poder introducir modificaciones en la calidad del movimiento.
d) Desarrollar la escucha activa y la confianza en la afirmación de las propias elecciones estéticas y comunicativas.

Estos son una concreción de los cinco grandes principios que caracterizan al artista- pedagogo (Laferrière, 1997), a saber:

- Enseña y habla de lo que enseña con pasión. Lo perciben claramente los alumnos y también el propio enseñante que disfruta con su trabajo y hace que los alumnos disfruten con su materia.
- Transmite su saber y su saber hacer con rigor y flexibilidad. La cuestión principal que se plantea es cómo hacer sentir que estamos ante una actividad liberadora y al mismo tiempo ser conscientes de que hay unas reglas que conviene respetar para poder conseguir unos resultados.
- Permite la apertura a la diversidad y a la creatividad con todo el fervor de sus convicciones.
- Es ferviente defensor de la improvisación pedagógica como metodología de trabajo, que compone con personas, acontecimientos y situaciones.
- El profesor que sabe, sabe hacer y sabe ser acaba construyendo su propio modelo de intervención para enseñar una asignatura artística. La falta de uno de estos tres saberes puede convertir la enseñaza en un juego temerario de ejercicios para equilibristas sin red.

5. La danza en pareja: la creación compartida
De entre las diferentes formas de danza (primitiva o étnica, clásica, contemporánea, folclórica y social) hemos elegido la social, para a partir de ella evolucionar hacia una propuesta de danza creativa que permita desarrollar las capacidades de expresión y comunicación de los participantes a partir del movimiento.

Los rasgos definidores de la llamada danza social se pueden concretar en:

- es una danza popular que tiene un lenguaje específico con movimientos codificados pero que evolucionan con el tiempo;
- suele estar relacionada con las modas sociales;
- se enmarca dentro del espacio del ocio;
- está muy relacionada con las músicas de una época determinada;
- esencialmente son danzas que se ejecutan en pareja;

Podemos establecer dos grandes categorías: bailes de salón o baile social (fox, vals, swing, etc.) y los bailes latinos (desde la salsa al tango pasando por la samba o la bachata y el merengue).
La cuestión que se nos plantea es cómo convertir un baile social, que se caracteriza por unos pasos muy codificados y rígidos en una danza creativa.

El objetivo de la llamada danza creativa no es formar bailarines clásicos, modernos o de baile de salón sino volver a la esencia misma del arte, espacio donde se crean y se comparten las reacciones y las emociones estéticas y donde se establece la comunicación sensorial (Programme d’études en Art, MEQ, 1991). Al participante se le ofrece en este tipo de danza la posibilidad de desarrollar su propio estilo de movimiento, de expresar y comunicar sus propias imágenes interiores. La función de la danza creativa es ante todo la de crear movimientos y no tanto la de interpretar formas de movimientos ya existentes. Y gracias a los procesos de asimilación y experimentación del movimiento el que baila podrá interpretar por medio de sus propios movimientos las ideas de otro creador.

Se trata de partir del movimiento natural de las personas para introducir gradualmente los principios de organización interna y estructural del movimiento que constituyen el lenguaje de la expresión corporal (cuerpo, espacio, tiempo, energía, interrelación). Para ello es necesario respetar, por una parte, la creatividad y la autenticidad de la persona y, además, ofrecer una manera de aprendizaje de la danza que permita comportamientos estéticos relacionados con el placer cada vez más consciente de aprender y conocerse por medio del movimiento.

En la danza creativa se trata de un tipo de conocimiento que apela al pensamiento intuitivo, al juego y a la analogía y que constituye un proceso de aprendizaje que se inicia y desarrolla a nivel simbólico. El movimiento se convierte en símbolo del que nos servimos para expresar una intención o una imagen interior.
La danza es un arte de creación y de interpretación. El creador explora el imaginario colectivo y su memoria sensorial para construir movimientos que simbolizan sus imágenes interiores.

Pero además la danza es una arte visual, no se toca ni se escucha, pero sí que se ve y se percibe a través del cuerpo. Consiste en un intercambio de emociones y sensaciones kinestésicas entre el bailarín y el espectador. Y esta sensibilización hacia el movimiento es primordial en la enseñanza de la danza.
El objetivo último de la danza creativa es enseñar a leer todo tipo de movimiento, en términos de lenguaje, (el viento que mueve los árboles, el desplazamiento de una bandada de pájaros o de un banco de peces), matizando la percepción del movimiento en términos de dinamismo, organización, estructuración y potencial expresivo, para percibir por los sentidos este tipo de comunicación y reaccionar estéticamente a los mensajes que se reciben. El observador de la danza es un ser sensible al movimiento, a su dinamismo, a su fuerza y a su valor emotivo intrínseco.

Desde un planteamiento metodológico se propone una secuencia de actividades para la danza creativa, que podemos concretar en dos operaciones básicas: exploración y realización.

Actividades de exploración:

- Repetición con el objetivo de adquirir una destreza (dominio del movimiento, control de la energía, desarrollo de la escucha activa).
- Imitación de aspectos globales o de elementos concretos.
- Variación: por amplificación, transformación, transposición, adición.
- Acción-reacción: por contraste (de intensidad, de espacio, amplitud de movimientos, etc.), por complementación (por ejemplo llenar los espacios que la otra persona deja vacíos, búsqueda de la armonía, etc.).
Actividades de realización:
- Improvisación: estructurada o libre, individual o colectiva, más o menos enmarcada y en función de diferentes estímulos (musicales, poéticos, o plásticos).
- Composición: actualización (individual o colectiva) de la imágenes y de las propuestas que se han generado durante la fase de exploración. Es decir es una concreción o producto.
- Interpretación: de las propias composiciones o de las de los otros.

En definitiva, bailar pone en relación aspectos que la educación tradicional había separado, como son el mundo de la emoción y de la razón, del placer y del esfuerzo, de la percepción sensorial y del concepto, de la palabra y de la imagen. Aprovechando la concepción holística de la persona y las nuevas corrientes que ponen el acento en las potencialidades expresivas y defendiendo unas formas de educación integral que desarrolla la afirmación del yo poliédrico frente al pensamiento separador, defendemos planteamientos integradores como los que propone la danza creativa.

Bailar, como actuar nos permite soñar y pensar: los bailarines como los actores (a diferencia de los atletas que utilizan su esfuerzo para superar marcas) tienen el privilegio de utilizar el cuerpo como vehículo de expresión de los productos de su mente y de sus sentimientos.

Bailar nos permite interpretar y dar salida al deseo de mostrarnos y mostrar nuestras habilidades creativas. Bailar nos permite comunicar y ser protagonistas de un yo proyectado. Nos permite emocionarnos y divertirnos. Y finalmente, bailar es una forma de aprender compartida por medio de la experimentación constante. Y todo esto nos confirma en el axioma de Marta Graham “el movimiento no engaña nunca”.

Bibliografía
Barret, G. (1991): Pedagogía de la expresión dramática, Montreal: Recherche en expression.
Czikszenmihalyi, M. (1998): Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona. Paidós.
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Houle, M. (1987): Jeu. Apprentissage, Québec: Les Entrepises Culturelles ENR.
Laferrière, G. (1997): Prácticas creativas para una enseñanza dinámica. Ciudad Real:
Ñaque.
Laferrière, G. y Motos, T. (2004): Palabras para la acción. Ciudad Real: Ñaque
Legendre, R. (1993): Dictionnaire actuel de l’Éducation. Montréal: Guerin.
Lord, M. y Bruneau, M. (1983) : La parole est à la dance. Québec: Èdtions La Liberté.
Maccio, Ch. (1998): Práctica de la Expresión. Barcelona: Paidotribo.
Motos, T. (1996). “Dramatización y técnicas dramáticas en la enseñanza y el aprendizaje” en García Hoz y otros Enseñanzas artísticas y técnicas. Madrid: Rialp.
Motos, T. y Tejedo, F. (1997) Prácticas de dramatización. Madrid: La Avispa.
Motos, T. y G. Aranda, L. (2000): Práctica de la Expresión Corporal. Ciudad Real: Ñaque.
Motos, T. (2003): "Bases para el taller creativo-expresivo" en A. GERVILLA, Creatividad Aplicada, Málaga: Dykinson.
MEQ (1991): Programme d´Études en Art. Danse. Guide pédagogique. Secondaire. Québec: Ministère del’Éducation.
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Prado, D. de y Charaf, M. (2000): Relajación creativa. Barcelona: Inde.
Root-Bernstein, R. y M. (2002): El secreto de la creatividad. Barcelona: Kairós.